jueves, 23 de abril de 2009

Diccionarios de Personajes Ilustres

El Diccionario del Diablo

Ambrose Bierce (1842 – 1914) era un famoso escritor estadounidense (de Ohio) conocido por su fino humor, su perspectiva crítica y su tratamiento satírico de las cosas. Empezó su carrera como militar durante la Guerra Civil Estadounidense y siguió en el ejército durante varios años. Fue por eso por lo que empezó a trabajar en el periódico del magnate inmortalizado por Orson Welles, William Randolph Hearst, llegando a ser uno de los periodistas más controvertidos y populares de su época. Al mismo tiempo, alternaba su carrera literaria con la profesión de periodismo. Escribió muchos relatos cortos y poemas, gran parte basados en sus experiencias en la guerra. Su historia más famosa sería, quizás, “Lo que pasó en el puente de Owl Creek”, llevada al cine en tres ocasiones (la última en 2005).

Sin embargo, la obra que se hizo más conocida de todas no fue una novela ni un libro de poemas, sino un diccionario. Se llama El Diccionario del Diablo y se trata de una recopilación de definiciones satíricas y mordaces. Este libro tiene su origen en su etapa en el News Letter de San Francisco, un periódico serio y de finanzas que tenía un espacio de críticas y sátiras llamado The Town Crier en el que escribía Bierce desde 1868. En este periódico se granjeó su fama de irreverente y le apodaron popularmente laughing devil (el diablo que ríe). Poco a poco fue gestando la idea de hacer un diccionario en clave de humor y empezó a escribir ocasionalmente sus características definiciones en sus columnas de opinión. En 1881 usó por primera vez el término Devil’s Dictionary y recopiló todo su trabajo en 1911, publicándolo junto a sus obras completas. En 1967 apareció una versión ampliada, con entradas que había escrito y que había olvidado introducir.

Su estilo es muy ácido y burlón. Toca temas políticos y sociales con bastante frecuencia, de modo que algunas definiciones sólo se pueden explicar en el contexto del s. XIX. Sin embargo, otras son sorprendentemente frescas y originales aún hoy en día. Algunos ejemplos:

Lunes, s. En los países cristianos, el día que sigue al partido de béisbol.

Inmigrante, s. Persona desinformada que cree que un país es mejor que otro.

Ñoño, adj. Que tiene la calidad de una revista poética (véase pamplinas).

Diccionario, s. Malévolo artefacto literario para restringir el crecimiento de un idioma volviéndolo envarado e inflexible.


Diccionario de Lugares Comunes

Gustave Flaubert (1821-1880) fue un escritor francés considerado como un maestro de la novela occidental. Es muy conocido sobre todo por su obra más famosa, Madame Bovary y por su incansable afición por el arte. Su estilo estuvo ligado durante toda su vida a la búsqueda infinita de la “palabra exacta”, le mot juste.

El Diccionario de Lugares Comunes ocupó la mayor parte de la vida del autor, necesitando treinta años para escoger, desechar y afinar las entradas que debía tener este diccionario escrito con el objetivo de recoger los estereotipos de la burguesía francesa del XIX. La obra, a pesar de lo que tardó en escribirla, es un pequeño trabajo satírico que toma la forma de un diccionario de tópicos, obviedades y pensamientos automáticos, muy contradictorio y que ha sido calificado de insulso en numerosas ocasiones y por varios autores, contemporáneos a la obra y actuales.


Es curioso ver cómo el autor define ciertos sustantivos referidos a gremios u oficios que tenían los hombres de aquella época de forma muy subjetiva.


Ejemplos:

Poeta.- Sinónimo noble de tonto; soñador.

Artistas.- Todos farsantes. Ponderar su desprendimiento (obsoleto). Asombrarse de que se vistan como todo el mundo (obsoleto). Ganan sumas fabulosas, pero las tiran por la
ventana. Se los invita con frecuencia a cenar afuera. La mujer que es artista no puede resultar sino una ramera. Lo que hacen no se puede llamar trabajar.

Abogados.- Demasiados abogados en la Cámara de los Diputados. Formulan apreciaciones torcidas. Decir que un abogado habla mal: “Sí, pero sabe mucho Derecho”.

La repercusión que tuvo este diccionario influyó a numerosos autores de todo el mundo, que lo tomaron como modelo para algunas de sus obras. Personas tan famosas como James Joyce con su Ulises o Ambrose Bierce con su Diccionario del Diablo.

Diccionario filosófico

Este diccionario es obra del escritor y filósofo ilustrado François Marie Arouet, más conocido como Voltaire. Data del año 1764. Su influencia llegó a los lugares más recónditos de Europa, y fue criticado y prohibido por algunas instituciones como el Parlamento de París o la Iglesia de Roma.

No es un diccionario tradicional, no da una definición etimológica de los términos que contiene, sino que los explica desde un punto de vista personal y filosófico. Así, por ejemplo, del primer concepto que explica, el de la palabra “abad”, dice que “significa padre, y que si se llega a serlo se prestará un gran favor al Estado”. Además recalca que “no basta con haber sido nombrado abad, o llevar el hábito sólo para lograr un beneficio”, en ese caso, dice, no se merece recibir ese nombre. Es como “Un pobre que ha hecho voto de pobreza y que, en consecuencia, es como un soberano”. Y continúa con algunos ejemplos de los que considera buenos y malos abades.
Así, uno a uno, va explicando términos, conceptos, e incluso personajes desde una visión docente, como lo haría un maestro a sus alumnos o un padre a su hijo.

Habla, por ejemplo, del personaje bíblico Abrahán, contando aspectos de su vida, su influencia, su historia… dejando a un lado su parte divina, ya que, dice, la Biblia ya se encarga de eso. En la obra podemos encontrar conceptos tan amplios y dispares como “abeja”, “amor propio”, “bufón burlesco”, “catecismo chino”, “de las mujeres que se arrojan en la hoguera”, “filosofía”, “Francisco Javier”, “genios”, “historia del infinito” o “verdad”.

Es un documento muy particular, que se podría parecer más a una enciclopedia actual que a un diccionario. Sin embargo está escrito en fórmula de diccionario, e incluye otros términos alternativos que también se aceptan para algunos conceptos, o como se deben emplear, etc.

La Enciclopedia del Erotismo

La Enciclopedia del Erotismo fue publicada por el magnífico escritor español Camilo José Cela en el año 1976. Cela fue novelista, periodista, ensayista, editor de revistas literarias, académico español y premio Nobel de Literatura en 1989, todo ello en los 86 años que vivió. Comienza su obra en 1938 con un poemario surrealista, cuatro años más tarde publica una de sus grandes obras: La Familia de Pascual Duarte, en 1948 otra gran obra: Viaje a la Alcarria, y sólo tres años más tarde su otra gran obra: La Colmena.

El autor español se propuso crear un Diccionario Secreto en el que analizar rigurosamente, desde el punto de vista lingüístico y literario, los orígenes, el uso y el significado de palabras consideradas malsonantes. Publicó un primer tomo llamado Serie Pis- y afines que trataba de los nombres que recibía el pene en esa época, un segundo tomo llamado Serie Coleo- y afines donde iba a tratar el tema de los testículos y un tercer tomo llamado Voces relacionadas en el que se incluían otras palabras malsonantes. Después prepara un Diccionario del Erotismo el autor resume parte de lo que había escrito en los volúmenes anteriores junto con notas de carácter sexual.

Algún término de los que Cela trató fue:

Cojón: Glándula genital del macho que, en el individuo bien constituido, se presenta formando par.

A esta definición le añadió una canción popular:

Los cojones del cura
de Almendralejo,
le pesan veinte arrobas

sin el pellejo.

Los cojones del cura
de Argamasilla,
que al andar le sonaban
a calderilla.

o bien:

que los usa el monago
de campanilla.

Los cojones del cura
de San Segundo
que no los hay iguales
en todo el mundo.

Los cojones del cura
de Tarancón,
que abulta cada uno
como un melón.

Los cojones del cura
de Valdemoro
que los cuida su dueño
como un tesoro.

Los cojones del cura
de Villalpando,
los llevan cuatro bueyes
y van sudando.

Al cura de Villarejo
de Salvanés,
le llegan los cojones
hasta los pies.

El cura de Morata de Tajuña
se rasca los cojones con la uña,
pero en cambio el de Arganda
se pisa los cojones cuando anda.
¡Rediós, y que locuras
hacen con los cojones estos curas!

Camilo José Cela en una entrevista habla de su absorción anal.

http://www.youtube.com/watch?v=skllAFuYfhA

jueves, 16 de abril de 2009

Adaptaciones gráficas de voces extranjeras

Un préstamo lingüístico se refiere a una palabra o morfema de un idioma que fue tomada o prestada por otro idioma, por la influencia cultural de los hablantes de esa otra lengua.

Dentro de los préstamos lingüísticos, existen varios tipos (no adaptados, adaptados, cenismos y calcos semánticos) y del que nos vamos a ocupar son los extranjerismos adaptados.

Extranjerismos que se han adaptado a las reglas de la lengua receptora. Algunos ejemplos en castellano son: chalé < style="font-weight: bold;">bebidas alcohólicas


Ejemplos:

El Whisky (o Whiskey) es una bebida alcohólica obtenida por la destilación de un mosto fermentado de cereales como cebada, cebada malteada, centeno y maíz, y posterior envejecimiento en barriles de madera. El primer escrito recogido del whisky data de 1405 en Irlanda, donde era destilado por los monjes. Es por eso que no tenga su origen en castellano y fuera prestado posteriormente y adaptado hasta la forma güisqui, recogida en el DRAE.


El Champagne (nombre francés) es un tipo de vino espumoso elaborado conforme al método especial (champenoise) en la región de Champagne, Francia.
La RAE ha propuesto las formas masculinas champán (bebida) y champaña (lugar) e incluso achampañado y achampanado son los adjetivos correspondientes para referirse a algo que tiene las características propias del champán.


El Cognac es un tipo de brandy que se elabora a partir del vino de uva blanca de las cepas cultivadas, en el terreno cálido del departamento de Charente (Francia). La adaptación que propone la RAE es coñac, pero no ha cuajado en la lengua escrita y se desaconseja su empleo.


Adaptaciones gráficas de voces extranjeras de nombres de deportes


En este apartado vamos a tratar las adaptaciones gráficas de palabras extranjeras al castellano en los nombres de deportes. Las adaptaciones gráficas son las palabras que se dan en castellano a palabras extranjeras –la mayoría de ellas inglesas- para castellanizarlas. Algunos de los ejemplos de nombres de deportes son:

Fútbol: es la adaptación gráfica que se ha realizado en castellano a la palabra inglesa football. Esta adaptación se ha realizado según suena la palabra: foot- suena fut en castellano y –ball suena bol en nuestro idioma. Como la palabra ya en castellano suena llana y termina en consonante diferente a -s y -n se pone la tilde encima de la -u.

Pimpón: es la adaptación gráfica que se ha realizado para el castellano de la palabra inglesa: ping-pong, aunque también se puede utilizar en castellano para designar a este deporte: tenis de mesa. La adaptación se ha realizado eliminando la terminación -ng de la palabra inglesa y añadiendo -m al final de la primera sílaba y -n al final de la segunda.

Voleibol: es la adaptación gráfica que se ha realizado al castellano de la palabra inglesa: volleyball. Esta adaptación se ha realizado eliminando la -l- de volley-, cambiando la -y- por la i latina e introduciendo -bol donde -ball, ya que en castellano, esta palabra inglesa, suena así. A esta palabra en castellano también puede añadírsela una tilde y pronunciarse como si fuera esdrújula.

Esquí: es la adaptación gráfica en castellano de la palabra noruega: ski. Esta adaptación se ha realizado en castellano añadiendo una e- a principio de palabra para que suene mejor la s- inicial de principio de la palabra noruega, cambiando -k- por -qu- para castellanizarlo más y añadiendo una tilde en la -i final de palabra por ser aguda.


Adaptaciones de voces extranjeras en el ámbito económico


También en el ámbito económico hay muchos calcos de voces extranjeras. Esto se debe a que la economía mundial se rige a partir de Wall Street (nombre que también hemos tomado en nuestra lengua para designar la bolsa americana.

Encontramos también algunos ejemplos como:

-Boom (expansión rápida de una económica) que da el español BUM.

-Boykott (negativa de alguno de los agentes económicos a negociar con el resto de los agentes), que da BOICOT.

-Crack (rompimiento brusco de una economía normalmente como fruto de una crisis), que pasa a escribirse CRAC.

-Laissez Faire (dejar hacer, escuela de pensamiento económico que aboga por el libre-mercado)

-Marketing (comercialización del producto) que da MÁRQUETIN.


Problemática general


Las palabras tomadas de otros idiomas siempre, en casos en los que no sean muy transparentes como los japoneses karaoke o sake, entrañan el problema de la adaptación. ¿Cómo se deben pronunciar? ¿Y cómo se deben escribir? Del primer problema no tratamos hoy, pero sí del segundo. Y no aventuramos una solución definitiva.


En general, la RAE aconseja las versiones castellanizadas (baipás por by pass, yacusi por jacuzzi, búmeran por boomerang) para evitar problemas ortográficos y que no se respete la grafía original. En ocasiones, la RAE prefiere el uso de una palabra autóctona, que en gran parte de las ocasiones no cuaja (paso ligero para footing o mercadotecnia para marketing) o que cuaja en parte y conviven ambas palabras (panceta y bacon, pasatiempo y hobby, lista y ranking, aparcamiento y parking).

Si nos decidimos a escribir la palabra de la misma forma que en su idioma original, la RAE ordena marcarla siempre con “resalte tipográfico” (generalmente cursiva o comillas). Sin embargo, tendremos que lidiar con el quebradero de cabeza del plural. ¿Hacemos el plural extranjero o el castellano? La solución es mixta.


Para voces extranjeras acabadas en –y la solución, según la RAE, es:


“e) Voces extranjeras terminadas en -y precedida de consonante. Deben adaptarse gráficamente al español sustituyendo la -y por -i: dandi (del ingl. dandy); panti (del ingl. panty); ferri (del ingl. ferry). Su plural se forma, como el de las palabras españolas con esta terminación
( a), añadiendo una -s: dandis, pantis, ferris. No son admisibles, por tanto, los plurales que conservan la -y del singular etimológico: Marca de incorrección.dandys, Marca de incorrección.pantys, Marca de incorrección.ferrys”.


No obstante, algunos vocablos extranjeros acabados en consonante deben permanecer invariables (test) y la mayoría forman el plural regular del castellano añadiendo –s (parking o crack).



En caso de adaptaciones más especiales, hay palabras que son objeto de gran controversia. Yiddish, palabra que designa un dialecto de la lengua judía y que viene del alemán jüdisch pasando por el inglés, puede castellanizarse de dos formas, una propuesta por la RAE (yidis) y otra histórica (ídish) que defienden sus propios hablantes.


Pero para concluir, vamos a ver que no todo es negro. Algunos casos están incorporados y castellanizados de forma natural y han dejado de suponer un problema (bistec de beefsteak, masacre de massacre, chantaje de chantage, champú de shampoo, suéter de sweater, boicot de boycott, yonqui de junkie, querubín de kerubim o estrés de stress).

miércoles, 1 de abril de 2009

Homonimia

            La homonimia consiste en la relación que se establece entre dos o más palabras que presentan la misma forma fónica o gráfica pero distinto significado (por ejemplo: haya del verbo haber y haya de árbol). Se parece a la polisemia salvo por un matiz: las homónimas tienen distinto origen etimológico.

 

            Estas palabras pueden ser de dos tipos: homófonas y homógrafas. En el caso de la homografía, las palabras serían necesariamente homófonas, debido a la pronunciación del castellano, pero no ocurre así en las demás lenguas.

 

            Las palabras homófonas coinciden en que se pronuncian igual, pero no necesariamente se escriben de la misma forma. Poyo y pollo se escriben de manera diferente, pero a la hora de pronunciarlas son idénticas. Cuando las palabras son homógrafas, las palabras presentan la misma grafía. Un ejemplo serían muñeca (la parte del brazo) y muñeca (el juguete).

 

Podemos dividir las palabras homónimas en dos grupos, atendiendo a su categoría gramatical:

 

- Homónimas Absolutas.

 

Son las palabras que pueden llegar a tener la misma función, siendo solo diferenciadas por su significado, al ser su categoría gramatical la misma. Es muy conveniente en este grupo atender al contexto para diferenciarlas.

 

Ejemp:

 

Hacha (sustantivo). Vela de cera, grande y gruesa, de forma por lo común de prisma cuadrangular y con cuatro pabilos, según la RAE.

Hacha (sustantivo). Herramienta cortante, compuesta de una gruesa hoja de acero, con filo algo convexo, ojo para enastarla, y a veces con peto, según la RAE.

 

- Homónimas Parciales.

 

Cuando los significantes presentan alguna diferencia de forma, además de su diferencia de significado. Se distinguen también por su categoría gramatical.

 

Ejemp:

 

Hola (interjección). Salutación familiar, según la RAE.

Ola (sustantivo). Onda de gran amplitud que se forma en la superficie de las aguas, según la RAE.

 

 

 

jueves, 5 de marzo de 2009

Cine y Lenguaje

Cine y lenguaje

Cuando se inventó el cine, no se había encontrado la forma de grabar el sonido para que acompañara a la imagen. Eran puros fotogramas en movimiento. Sin embargo, desde el primer momento, esto resultaba insuficiente y se hacían esfuerzos para incluir la palabra en el primigenio cine, el cine mudo, usando carteles y rótulos.

La palabra nunca ha quedado desligada de este medio audiovisual. Poetas como Jean Cocteau, de hecho, vieron en el cine una nueva posibilidad para expandir el mundo de las letras. Por ello, el cine es un medio interesante para estudiar desde el punto de vista lingüístico. Se imbuye de las corrientes literarias y de las formas de hablar de su época, pero también influye en gran medida en el habla.

Vamos a estudiar determinados aspectos del cine y su uso del lenguaje, aunque no vamos a detenernos en todos, pues la tarea sería ardua y muy extensa y no tendría lugar en nuestro trabajo.


Influencia del lenguaje del cine en el habla cotidiana

José Luis Borau, nuevo académico de la lengua española, es un estudioso de este tema y ha supuesto un soplo de aire fresco en la RAE. Habiendo sido él director de cine, reconoce el importante papel del lenguaje cinematográfico y ha investigado sobre ello.

No nos damos cuenta, quizás, de ello, pero gracias al séptimo arte nuestros horizontes lingüísticos se han ampliado mucho y de una forma muy natural. Tecnicismos como fotograma, fotogenia, doblaje o montaje, directamente importados de la jerga del mundo del celuloide, están totalmente asentados en el habla corriente. ¿Quién no dice flashback, playback, standby, sketch, cameo, remake o gag?

A medida que el cine iba fascinando a la gente, el hablante empezó a desarrollar expresiones como “una casa/un coche de cine” o “pasarlo de cine” y los grandes actores pasaron a ser “estrellas de cine”. Incluso los grandes personajes del cine iban conformando sus palabras propios. Una “charlotada” es un espectáculo cómico y, de vez en cuando, usamos como sinónimo de surrealista “buñuelesco”.

El cine nos ha brindado mundos desconocidos que han conquistado su rinconcito en la lengua castellana. Un ejemplo muy claro sería el del lejano Oeste, Western o de las películas de vaqueros, también llamados cowboys. Todos sabemos quién es un “sheriff”, a qué se va a un “saloon” y qué tipo de arma es un “colt”. Por supuesto, además de unos vocablos propios, nos ha dejado conceptos y expresiones muy curiosas. Nadie quiere quedar mal y ser “el malo (villano) de la película”, y si uno tiene dificultades al andar probablemente vaya “más lento que el caballo del malo”.

Las películas de gangsters estarían, muy probablemente, en segundo lugar, viniendo con “bajos fondos”, “thriller”, “pasta”, “de los grandes” o “machacante” bajo el brazo. Cuando hoy decimos “pastón”, en realidad estamos inconscientemente perpetuando el legado de las películas de mafiosos. El argot tan peculiar de estas películas se ha infiltrado ya en los diccionarios de los hablantes hispanos.

“Glamour”, “vampiresa”, “friki” o “gay” son palabras que, aunque no lo parezcan, vienen directamente del cine. Si bien es cierto que, en el caso de los dos últimos, los términos no los inventó, sí que les dio nuevo significado.

Por último, el cine nos ha dejado una lista larguísima de locuciones y expresiones que usamos en la vida diaria, sacadas de guiones de películas que han significado un hito en la sociedad. A veces pensamos que “la vida es una tómbola” o actuamos de tal forma por “exigencias del guion”, pero tenemos el consuelo de que “siempre quedará París”. Si nos pretendemos mofar de alguien, quizás le digamos “la cagaste, Burt Lancaster”.

La lista de frases que la sociedad ha retenido es más grande de lo que se piensa. Muchas las usamos a modo de refranes; otras, como bromas. Lo importante es que se han almacenado en la conciencia colectiva de la gente y son tan válidas para expresarnos como las palabras más castizas. Algunas nos revelan datos claves de las películas (“yo soy tu padre”) y otras no provienen del guion, precisamente, sino del título (“con faldas y a lo loco”). Personajes extravagantes y terroríficos como Gollum daban escalofríos, como cuando éste decía “mi tesoro” en “El Señor de los Anillos”. La muy premiada película de Tom Hanks “Forrest Gump” ha dejado frases memorables como “la vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar” o “corre, Forrest, corre”. Siguiendo esa correlación éxito-frases célebres, Don Vito Corleone en “El Padrino” será recordado por “te voy a hacer una oferta que no podrás rechazar” y la identidad de Bond nos quedó clara cuando dijo: “mi nombre es Bond, James Bond”.

El cine de acción ha sido una mina de frases impactantes. Así, Terminator nos sorprendió a todos cuando dijo su famoso “volveré” o “sayonara, baby” (“hasta la vista, baby” en versión original). Robert de Niro se hizo famoso diciendo “you talking to me?” (“¿me estás hablando a mí?”) en Taxi Driver, y desde entonces no paró de ascender en su carrera. John Rambo, en la guerra de Vietnam, pronunció su famoso “no siento las piernas”, enormemente parodiado. Este lenguaje de tipo duro se ejemplifica perfectamente con el siguiente ejemplo:

http://www.youtube.com/watch?v=M-iyw8ugt8I

o

http://www.youtube.com/watch?v=KFMz_YaKlFw

Curiosamente, “elemental, mi querido Watson” es algo que a Sir Arthur Conan Doyle nunca se le ocurrió. Sí se le ocurrió a George Lucas “que la fuerza te acompañe”, dicho en el habla castellana en tono jocoso. Aunque no tan jocoso es “el día después”, importado del inglés por medio de la película “The Day After”, cuyo uso ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para los gramáticos hispanos


Las adaptaciones americanas

Habría que aclarar es que a pesar de disponer en España actores de doblaje de enorme talento, las traducciones de los guiones en bastantes casos dejan mucho que desear. Y no solo ocurre con los guiones, sino también con los títulos de las películas.

- La película “Hidden Agenda” se tradujo literalmente por “Agenda Oculta”, cuando en realidad en inglés esa expresión se refiere a tener intenciones ocultas, y generalmente aviesas. De ahí que la película no tenga nada que ver con agendas, sino con una filtración que hace un gobierno con la intención de generar una reacción.

- La película “Homicide” se tradujo erróneamente por “Homicidio”, cuando en inglés americano esta palabra se usa para designar al departamento de Homicidios de la policía. Por ello el título apropiado hubiera sido “Departamento de Homicidios”.

- En “¿Qué me pasa, doctor?”, la mala traducción viene de la comúnmente empleada expresión inglesa de “what’s up doc?”, que es la frase que siempre dice Bugs Bunny. Además es una Aquí en los dibujos animados se tradujo acertadamente con el juego de palabras “¿Qué hay de nuevo, viejo?”, ya que en su idioma original es una forma de saludo, no tiene un significado literal. El nombre de la película viene de una escena en el avión en que se ven estos dibujos animados, y que le ayudan al protagonista a tomar una decisión.

- La película “Cosas que diría con sólo mirarla”, viene de “Things you can tell just by looking at her”, una expresión muy común en inglés: “things you can tell” hace referencia a cosas que se perciben sin necesidad de ser contadas, que se notan…
Así el título apropiado para esta película hubiera sido “cosas que notas cono sólo mirarla”.

- “Yo te saludo María” viene del francés “je vous salue Martie”, que es en esta lengua la primera frase del “ave maría”, con lo cual la traducción literal carece de sentido, y tendría que haber sido “Dios te salve Mría”.

- Hay otras traducciones que pierden totalmente el sentido, como “Carlito’s way” por “Atrapado por su pasado”, o “Scarface” (cicatriz/cara cortada) por “El precio del poder”.

-Otro ejemplo, en este caso aún por estrenar: “Inglourious Basterds”, de Quentin Tarantino, que se va a traducir literalmente por “Malditos bastardos”, cuando el equivalente más inmediato de del insulto inglés “bastard” sería “hijo de puta”, o en su caso “cabrón”. “Bastardo” ni siquiera es un insulto per se en castellano.
“Inglourious” sí podría pasar por maldito en alguna acepción.
Pierde fuerza con esta traducción.

- Un muy conocido ejemplo fuera del cine lo encontraríamos en la literatura, en la obra del americano George Orswell, en su famosa obra “Big Brother”, que aquí se tradujo por “Gran Hermano”, y que hoy en día se ha convertido en una expresión de uso común y generalizado. Pues bien, la traducción correcta sería “Hermano Mayor”, aunque hoy nos suene rara.


Un caso en el que la traducción no tiene nada que ver con el original son las películas de Die Hard. La jungla de cristal, que es el título en español, se aleja totalmente del significado que es algo así como duro de matar.

Uno de los máximos exponentes es el lenguaje utilizado en las películas violentas o de guerra.
El problema o la distinción radican en que muchas de ellas son películas que comienzan a poder ser denominadas de antiguas, de la década de los ochenta, contemporáneas a los temas de los que tratan.

En este tipo de películas abundan los insultos y las palabrotas, algo que nunca han sido los traductores capaces de traducir en todo su esplendor. Por eso nos resulta extraño al ver estas películas que en momentos de máxima tensión, con la muerte en los talones, escuchar expresiones como “cáspita” o “maldición”. Arruinan y mucho el ambiente de violencia pasando a ser hasta cómico.

En materia de palabras mal sonantes es también digno de mención el uso de la palabra fuck en inglés, como adjetivo de otro sustantivo. Que en español nos han querido traducir como jodido/a, dame la jodida pistola y demás. Cuando todos sabemos cuál es la verdadera palabra, entonces porqué no lo saben los traductores.

Para concluir es también importante mencionar cómo los gestos utilizados o la entonación al hablar han creado un estilo apoyado por lenguaje y ya es posible diferenciar, tanto como que una persona es mejicana o argentina, si una persona es mafiosa o es un negro del Bronx.

martes, 3 de marzo de 2009

Leísmo

Qué es y tipos de leísmo
El leísmo es el fenómeno gramatical que se produce cuando se utilizan los pronombres personales átonos de complemento indirecto (le y les) en función de complemento directo en vez de los pronombres personales átonos de complemento directo (la, las, lo o los). Un ejemplo de leísmo sería "Juan le entregó" en lugar de "Juan lo entregó", cuando el pronombre se refiere a un complemento directo.
Se trata de un problema muy extendido, aunque es característico de la mitad norte de España y de ciertos dialectos.
Por ello, la Real Academia Española ha acabado aceptando el leísmo cuando el complemento directo es una persona de sexo masculino (ejemplo: "a Pepe le escuché ayer"). El uso de este tipo de leísmo en plural se desaconseja en el habla culta, aunque no se prohíbe.
Existen otros tres tipos de leísmos, que son el aparente o falso leísmo, el deferente o de cortesía y el de contacto.
Existen verbos que son transitivos pero que pocas veces van acompañados de complemento directo de forma explícita. Esto pasa, por ejemplo, con el verbo "pegar". Esto es lo que origina el leísmo aparente o falso leismo, en el que se le asignan al verbo dativo o acusativo según el significado que se quiere dar. En ocasiones se dice "el boxeador le pegó a su contricante [un puñetazo]" o "el boxeador lo pegó [a su contrincante]".
El leísmo deferente (o de cortesía) consiste en la aplicación de le o les para la segunda persona de cortesía (usted o ustedes). Esto se usa tanto en femenino como en masculino y su uso llega a todas las zonas de habla hispana. La RAE recomienda este tipo de leísmo, que se usa especialmente en relaciones de autoridad. La frase "¿le puedo ayudar en algo?" es un ejemplo típico de este caso.
En zonas en las que se hablan dos lenguas, compartiendo el castellano hábitat con otra lengua, aparece el leísmo de contacto, es decir, que tiene su causa en la influencia de la segunda lengua. Se asimilan los pronombres de dativo y acusativo de forma que en todos los casos se usa le. La RAE lo considera vulgar y se produce por la dificultad que entraña la distinción castellana, que no existe en lenguas como el guaraní o el euskera.
Leísmo en medios de comunicación
Debido a que la zona centro de España es la más prolífica en lo que a medios de comunicación se refiere, es normal que el frecuente leísmo que existe en esta zona haga su aparición en sus respectivos medios.
A continuación los siguientes ejemplos muestran la verdadera realidad el problema en medios tan prestigiosos como El País a día 19 de enero de 2008:
“Ya no es tabú ni pecado. A los 14 años, como media, los adolescentes españoles se estrenan en las relaciones sexuales. A los adultos les sorprende esta precocidad porque la comparan con su propia experiencia, pero si se contrasta con la iniciación de jóvenes de países cercanos no hay lugar para el asombro. Ingleses, franceses o portugueses experimentan antes.”
- Lo correcto en este caso es decir los sorprende. Es cierto que se trata de un leísmo en tercera persona del plural, algo no tan común como el de tercera persona del singular.A pesar de eso no es excusa para un diario de tirada y relevancia tan importante y por su influencia en los lectores y para la sociedad.
Origen y evolución del leísmo
El intento de describir las reglas que rigen el empleo de estos clíticos ha sido un problema ya desde los siglos XVI y XVII, en los que los gramáticos no conseguían ponerse de acuerdo. La problemática se ha mantenido desde entonces hasta nuestros días, pero la continua disparidad de opiniones han definido el leísmo, el laísmo y el loísmo, como fenómenos complejos que todavía no somos capaces de entender.En muchos idiomas el objetivo de ordenar de una forma más sencilla las funciones del dativo y acusativo ha producido un cambio en la forma de uso de uno con otro y viceversa.Este cambio es una innovación del español respecto al latín sin igual en ninguna de las otras lenguas romances. Y supone una tendencia a acabar con la diferencia funcional de los viejos casos del acusativo y el dativo por medio del género.En nuestro idioma perduran solo en su declinación como pronombres.Esta distinción ha desaparecido en la mayoría de los casos, en los que la lengua castellana utiliza preposiciones para sustituirla.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Paronimia

Según la RAE, la paronimia es el fenómeno que se da entre dos o más vocablos que tienen entre sí relación o semejanza, por su etimología o solamente por su forma o sonido. Relevar, revelar o rebelar son tres términos muy similares, pero no tienen ningún punto en común más que el prefijo “re”. Debido a las similitudes entre las palabras parónimas, a veces se producen confusiones en el uso de una u otra palabra. Así, un obispo declaró “yo no soy homófono”, lo cual no dudamos, cuando lo que quería decir es que no estaba en contra de los homosexuales (ser homófobo).


Las palabras parónimas no tienen un origen determinado, sino que, más bien, se dan por la coincidencia o semejanza de la evolución de estas palabras, que ha llevado a que sean muy parecidas. Muchas palabras tienen raíz latina, ya que la manera por la cual se formaban nuevos términos en la propia lengua era muy mecánica, añadiendo sufijos y prefijos, y, en gran cantidad de ocasiones, el número limitado de terminaciones debido a las declinaciones hacía que muchos vocablos se asemejaran (cervus -i, servus -i; cessio -onis; sessio – onis; etc.). Por lo tanto, al castellanizarse estas palabras, se han dado estos casos de paronimia, preexistentes en latín. Sin embargo, la mayoría de ejemplos que podemos encontrar son fruto de la casualidad y no responde a un modelo concreto.


Un problema de algunas palabras parónimas (vela, velo; caso, casa; trompo, trompa) es que, en ciertos momentos, pueden ser entendidas como sustantivos con moción de género, como lo serían gato y gata o perro y perra. A pesar de la coincidencia, estas palabras parten de realidades distintas y deben ser bien diferenciadas, sin confundirlas con ese tipo de sustantivos.


En los medios de comunicación podemos encontrar múltiples ejemplos de paronimia. Los siguientes son algunos de ellos:

Entre sesión (“espacio de tiempo ocupado por una actividad”) y cesión ("renuncia de algo, posesión, acción o derecho, que alguien hace a favor de otra persona”), encontramos que El País dice que “el Ibex cierra la sesión con una subida del 8,71%, la mayor de la historia” (ELPAIS.com - Madrid - 19/09/2008), mientras que en otra ocasión sostiene que “la Audiencia Nacional niega la cesión de un terreno a Málaga” (EL PAIS - Málaga - 06/02/2009).

Suelen confundirse, por seseo o ceceo, los términos cima ("punto más alto de los montes, cerros y collados”) y sima (“cavidad grande y muy profunda en la tierra”). Ejemplos del uso correcto de una y otra palabra serían los siguientes titulares de El Mundo y El País respectivamente: “hasta la cima del Kilimanjaro” (elmundo.es - Actualizado jueves 21/09/2006 10:21) y “la Sima de los Huesos, en Atapuerca, culmina una etapa de investigación” (ELPAIS.com - Madrid - 23/07/1997). Lo mismo pasa con cita (“señalamiento, asignación de día, hora y lugar para verse y hablarse dos o más personas”) y sita (“situado o fundado”). El titular del ABC “el TSJM abre una investigación y cita al periodista que dio a conocer el espionaje” (Abc.es - Actualizado Viernes, 23-01-09 a las 00:21) y el extracto del 20 Minutos “la obra, sita en la calle General Ricardos de Madrid (…)” (20minutos.es – Madrid – 17 Mayo 2005) dan a entender la diferencia entre ambos términos.


Por último, y con una diferencia similar a las anteriores, encontramos el caso de zumo (“líquido de las hierbas, flores, frutas u otras cosas semejantes, que se saca exprimiéndolas o majándolas”) y sumo (“supremo, altísimo o que no tiene superior”), y como ejemplos tenemos estos dos titulares: “Dream Fruits exporta zumos a medio mundo” (Cinco Días.com - Martes, 10-02-2009 Actualizado a las 18:08 h) y “el sumo sacerdote en el país de Voltaire” (elBoomeran.com - publicado el 25/9/2008 a las 09:00).


La paronomasia es el recurso estilístico derivado de este fenómeno, es decir, emplear palabras que tienen sonidos semejantes pero significados diferentes. De esta forma, Quevedo, en el alguacil endemoniado, describiendo a Calabrés dice que se trata de un clérigo “tardón en la mesa y abreviador en la misa”. El término paranomasia se usa, también, como sinónimo de paronimia, aunque, como vemos, tiene una connotación más creativa y artística.