jueves, 23 de abril de 2009

Diccionarios de Personajes Ilustres

El Diccionario del Diablo

Ambrose Bierce (1842 – 1914) era un famoso escritor estadounidense (de Ohio) conocido por su fino humor, su perspectiva crítica y su tratamiento satírico de las cosas. Empezó su carrera como militar durante la Guerra Civil Estadounidense y siguió en el ejército durante varios años. Fue por eso por lo que empezó a trabajar en el periódico del magnate inmortalizado por Orson Welles, William Randolph Hearst, llegando a ser uno de los periodistas más controvertidos y populares de su época. Al mismo tiempo, alternaba su carrera literaria con la profesión de periodismo. Escribió muchos relatos cortos y poemas, gran parte basados en sus experiencias en la guerra. Su historia más famosa sería, quizás, “Lo que pasó en el puente de Owl Creek”, llevada al cine en tres ocasiones (la última en 2005).

Sin embargo, la obra que se hizo más conocida de todas no fue una novela ni un libro de poemas, sino un diccionario. Se llama El Diccionario del Diablo y se trata de una recopilación de definiciones satíricas y mordaces. Este libro tiene su origen en su etapa en el News Letter de San Francisco, un periódico serio y de finanzas que tenía un espacio de críticas y sátiras llamado The Town Crier en el que escribía Bierce desde 1868. En este periódico se granjeó su fama de irreverente y le apodaron popularmente laughing devil (el diablo que ríe). Poco a poco fue gestando la idea de hacer un diccionario en clave de humor y empezó a escribir ocasionalmente sus características definiciones en sus columnas de opinión. En 1881 usó por primera vez el término Devil’s Dictionary y recopiló todo su trabajo en 1911, publicándolo junto a sus obras completas. En 1967 apareció una versión ampliada, con entradas que había escrito y que había olvidado introducir.

Su estilo es muy ácido y burlón. Toca temas políticos y sociales con bastante frecuencia, de modo que algunas definiciones sólo se pueden explicar en el contexto del s. XIX. Sin embargo, otras son sorprendentemente frescas y originales aún hoy en día. Algunos ejemplos:

Lunes, s. En los países cristianos, el día que sigue al partido de béisbol.

Inmigrante, s. Persona desinformada que cree que un país es mejor que otro.

Ñoño, adj. Que tiene la calidad de una revista poética (véase pamplinas).

Diccionario, s. Malévolo artefacto literario para restringir el crecimiento de un idioma volviéndolo envarado e inflexible.


Diccionario de Lugares Comunes

Gustave Flaubert (1821-1880) fue un escritor francés considerado como un maestro de la novela occidental. Es muy conocido sobre todo por su obra más famosa, Madame Bovary y por su incansable afición por el arte. Su estilo estuvo ligado durante toda su vida a la búsqueda infinita de la “palabra exacta”, le mot juste.

El Diccionario de Lugares Comunes ocupó la mayor parte de la vida del autor, necesitando treinta años para escoger, desechar y afinar las entradas que debía tener este diccionario escrito con el objetivo de recoger los estereotipos de la burguesía francesa del XIX. La obra, a pesar de lo que tardó en escribirla, es un pequeño trabajo satírico que toma la forma de un diccionario de tópicos, obviedades y pensamientos automáticos, muy contradictorio y que ha sido calificado de insulso en numerosas ocasiones y por varios autores, contemporáneos a la obra y actuales.


Es curioso ver cómo el autor define ciertos sustantivos referidos a gremios u oficios que tenían los hombres de aquella época de forma muy subjetiva.


Ejemplos:

Poeta.- Sinónimo noble de tonto; soñador.

Artistas.- Todos farsantes. Ponderar su desprendimiento (obsoleto). Asombrarse de que se vistan como todo el mundo (obsoleto). Ganan sumas fabulosas, pero las tiran por la
ventana. Se los invita con frecuencia a cenar afuera. La mujer que es artista no puede resultar sino una ramera. Lo que hacen no se puede llamar trabajar.

Abogados.- Demasiados abogados en la Cámara de los Diputados. Formulan apreciaciones torcidas. Decir que un abogado habla mal: “Sí, pero sabe mucho Derecho”.

La repercusión que tuvo este diccionario influyó a numerosos autores de todo el mundo, que lo tomaron como modelo para algunas de sus obras. Personas tan famosas como James Joyce con su Ulises o Ambrose Bierce con su Diccionario del Diablo.

Diccionario filosófico

Este diccionario es obra del escritor y filósofo ilustrado François Marie Arouet, más conocido como Voltaire. Data del año 1764. Su influencia llegó a los lugares más recónditos de Europa, y fue criticado y prohibido por algunas instituciones como el Parlamento de París o la Iglesia de Roma.

No es un diccionario tradicional, no da una definición etimológica de los términos que contiene, sino que los explica desde un punto de vista personal y filosófico. Así, por ejemplo, del primer concepto que explica, el de la palabra “abad”, dice que “significa padre, y que si se llega a serlo se prestará un gran favor al Estado”. Además recalca que “no basta con haber sido nombrado abad, o llevar el hábito sólo para lograr un beneficio”, en ese caso, dice, no se merece recibir ese nombre. Es como “Un pobre que ha hecho voto de pobreza y que, en consecuencia, es como un soberano”. Y continúa con algunos ejemplos de los que considera buenos y malos abades.
Así, uno a uno, va explicando términos, conceptos, e incluso personajes desde una visión docente, como lo haría un maestro a sus alumnos o un padre a su hijo.

Habla, por ejemplo, del personaje bíblico Abrahán, contando aspectos de su vida, su influencia, su historia… dejando a un lado su parte divina, ya que, dice, la Biblia ya se encarga de eso. En la obra podemos encontrar conceptos tan amplios y dispares como “abeja”, “amor propio”, “bufón burlesco”, “catecismo chino”, “de las mujeres que se arrojan en la hoguera”, “filosofía”, “Francisco Javier”, “genios”, “historia del infinito” o “verdad”.

Es un documento muy particular, que se podría parecer más a una enciclopedia actual que a un diccionario. Sin embargo está escrito en fórmula de diccionario, e incluye otros términos alternativos que también se aceptan para algunos conceptos, o como se deben emplear, etc.

La Enciclopedia del Erotismo

La Enciclopedia del Erotismo fue publicada por el magnífico escritor español Camilo José Cela en el año 1976. Cela fue novelista, periodista, ensayista, editor de revistas literarias, académico español y premio Nobel de Literatura en 1989, todo ello en los 86 años que vivió. Comienza su obra en 1938 con un poemario surrealista, cuatro años más tarde publica una de sus grandes obras: La Familia de Pascual Duarte, en 1948 otra gran obra: Viaje a la Alcarria, y sólo tres años más tarde su otra gran obra: La Colmena.

El autor español se propuso crear un Diccionario Secreto en el que analizar rigurosamente, desde el punto de vista lingüístico y literario, los orígenes, el uso y el significado de palabras consideradas malsonantes. Publicó un primer tomo llamado Serie Pis- y afines que trataba de los nombres que recibía el pene en esa época, un segundo tomo llamado Serie Coleo- y afines donde iba a tratar el tema de los testículos y un tercer tomo llamado Voces relacionadas en el que se incluían otras palabras malsonantes. Después prepara un Diccionario del Erotismo el autor resume parte de lo que había escrito en los volúmenes anteriores junto con notas de carácter sexual.

Algún término de los que Cela trató fue:

Cojón: Glándula genital del macho que, en el individuo bien constituido, se presenta formando par.

A esta definición le añadió una canción popular:

Los cojones del cura
de Almendralejo,
le pesan veinte arrobas

sin el pellejo.

Los cojones del cura
de Argamasilla,
que al andar le sonaban
a calderilla.

o bien:

que los usa el monago
de campanilla.

Los cojones del cura
de San Segundo
que no los hay iguales
en todo el mundo.

Los cojones del cura
de Tarancón,
que abulta cada uno
como un melón.

Los cojones del cura
de Valdemoro
que los cuida su dueño
como un tesoro.

Los cojones del cura
de Villalpando,
los llevan cuatro bueyes
y van sudando.

Al cura de Villarejo
de Salvanés,
le llegan los cojones
hasta los pies.

El cura de Morata de Tajuña
se rasca los cojones con la uña,
pero en cambio el de Arganda
se pisa los cojones cuando anda.
¡Rediós, y que locuras
hacen con los cojones estos curas!

Camilo José Cela en una entrevista habla de su absorción anal.

http://www.youtube.com/watch?v=skllAFuYfhA

jueves, 16 de abril de 2009

Adaptaciones gráficas de voces extranjeras

Un préstamo lingüístico se refiere a una palabra o morfema de un idioma que fue tomada o prestada por otro idioma, por la influencia cultural de los hablantes de esa otra lengua.

Dentro de los préstamos lingüísticos, existen varios tipos (no adaptados, adaptados, cenismos y calcos semánticos) y del que nos vamos a ocupar son los extranjerismos adaptados.

Extranjerismos que se han adaptado a las reglas de la lengua receptora. Algunos ejemplos en castellano son: chalé < style="font-weight: bold;">bebidas alcohólicas


Ejemplos:

El Whisky (o Whiskey) es una bebida alcohólica obtenida por la destilación de un mosto fermentado de cereales como cebada, cebada malteada, centeno y maíz, y posterior envejecimiento en barriles de madera. El primer escrito recogido del whisky data de 1405 en Irlanda, donde era destilado por los monjes. Es por eso que no tenga su origen en castellano y fuera prestado posteriormente y adaptado hasta la forma güisqui, recogida en el DRAE.


El Champagne (nombre francés) es un tipo de vino espumoso elaborado conforme al método especial (champenoise) en la región de Champagne, Francia.
La RAE ha propuesto las formas masculinas champán (bebida) y champaña (lugar) e incluso achampañado y achampanado son los adjetivos correspondientes para referirse a algo que tiene las características propias del champán.


El Cognac es un tipo de brandy que se elabora a partir del vino de uva blanca de las cepas cultivadas, en el terreno cálido del departamento de Charente (Francia). La adaptación que propone la RAE es coñac, pero no ha cuajado en la lengua escrita y se desaconseja su empleo.


Adaptaciones gráficas de voces extranjeras de nombres de deportes


En este apartado vamos a tratar las adaptaciones gráficas de palabras extranjeras al castellano en los nombres de deportes. Las adaptaciones gráficas son las palabras que se dan en castellano a palabras extranjeras –la mayoría de ellas inglesas- para castellanizarlas. Algunos de los ejemplos de nombres de deportes son:

Fútbol: es la adaptación gráfica que se ha realizado en castellano a la palabra inglesa football. Esta adaptación se ha realizado según suena la palabra: foot- suena fut en castellano y –ball suena bol en nuestro idioma. Como la palabra ya en castellano suena llana y termina en consonante diferente a -s y -n se pone la tilde encima de la -u.

Pimpón: es la adaptación gráfica que se ha realizado para el castellano de la palabra inglesa: ping-pong, aunque también se puede utilizar en castellano para designar a este deporte: tenis de mesa. La adaptación se ha realizado eliminando la terminación -ng de la palabra inglesa y añadiendo -m al final de la primera sílaba y -n al final de la segunda.

Voleibol: es la adaptación gráfica que se ha realizado al castellano de la palabra inglesa: volleyball. Esta adaptación se ha realizado eliminando la -l- de volley-, cambiando la -y- por la i latina e introduciendo -bol donde -ball, ya que en castellano, esta palabra inglesa, suena así. A esta palabra en castellano también puede añadírsela una tilde y pronunciarse como si fuera esdrújula.

Esquí: es la adaptación gráfica en castellano de la palabra noruega: ski. Esta adaptación se ha realizado en castellano añadiendo una e- a principio de palabra para que suene mejor la s- inicial de principio de la palabra noruega, cambiando -k- por -qu- para castellanizarlo más y añadiendo una tilde en la -i final de palabra por ser aguda.


Adaptaciones de voces extranjeras en el ámbito económico


También en el ámbito económico hay muchos calcos de voces extranjeras. Esto se debe a que la economía mundial se rige a partir de Wall Street (nombre que también hemos tomado en nuestra lengua para designar la bolsa americana.

Encontramos también algunos ejemplos como:

-Boom (expansión rápida de una económica) que da el español BUM.

-Boykott (negativa de alguno de los agentes económicos a negociar con el resto de los agentes), que da BOICOT.

-Crack (rompimiento brusco de una economía normalmente como fruto de una crisis), que pasa a escribirse CRAC.

-Laissez Faire (dejar hacer, escuela de pensamiento económico que aboga por el libre-mercado)

-Marketing (comercialización del producto) que da MÁRQUETIN.


Problemática general


Las palabras tomadas de otros idiomas siempre, en casos en los que no sean muy transparentes como los japoneses karaoke o sake, entrañan el problema de la adaptación. ¿Cómo se deben pronunciar? ¿Y cómo se deben escribir? Del primer problema no tratamos hoy, pero sí del segundo. Y no aventuramos una solución definitiva.


En general, la RAE aconseja las versiones castellanizadas (baipás por by pass, yacusi por jacuzzi, búmeran por boomerang) para evitar problemas ortográficos y que no se respete la grafía original. En ocasiones, la RAE prefiere el uso de una palabra autóctona, que en gran parte de las ocasiones no cuaja (paso ligero para footing o mercadotecnia para marketing) o que cuaja en parte y conviven ambas palabras (panceta y bacon, pasatiempo y hobby, lista y ranking, aparcamiento y parking).

Si nos decidimos a escribir la palabra de la misma forma que en su idioma original, la RAE ordena marcarla siempre con “resalte tipográfico” (generalmente cursiva o comillas). Sin embargo, tendremos que lidiar con el quebradero de cabeza del plural. ¿Hacemos el plural extranjero o el castellano? La solución es mixta.


Para voces extranjeras acabadas en –y la solución, según la RAE, es:


“e) Voces extranjeras terminadas en -y precedida de consonante. Deben adaptarse gráficamente al español sustituyendo la -y por -i: dandi (del ingl. dandy); panti (del ingl. panty); ferri (del ingl. ferry). Su plural se forma, como el de las palabras españolas con esta terminación
( a), añadiendo una -s: dandis, pantis, ferris. No son admisibles, por tanto, los plurales que conservan la -y del singular etimológico: Marca de incorrección.dandys, Marca de incorrección.pantys, Marca de incorrección.ferrys”.


No obstante, algunos vocablos extranjeros acabados en consonante deben permanecer invariables (test) y la mayoría forman el plural regular del castellano añadiendo –s (parking o crack).



En caso de adaptaciones más especiales, hay palabras que son objeto de gran controversia. Yiddish, palabra que designa un dialecto de la lengua judía y que viene del alemán jüdisch pasando por el inglés, puede castellanizarse de dos formas, una propuesta por la RAE (yidis) y otra histórica (ídish) que defienden sus propios hablantes.


Pero para concluir, vamos a ver que no todo es negro. Algunos casos están incorporados y castellanizados de forma natural y han dejado de suponer un problema (bistec de beefsteak, masacre de massacre, chantaje de chantage, champú de shampoo, suéter de sweater, boicot de boycott, yonqui de junkie, querubín de kerubim o estrés de stress).

miércoles, 1 de abril de 2009

Homonimia

            La homonimia consiste en la relación que se establece entre dos o más palabras que presentan la misma forma fónica o gráfica pero distinto significado (por ejemplo: haya del verbo haber y haya de árbol). Se parece a la polisemia salvo por un matiz: las homónimas tienen distinto origen etimológico.

 

            Estas palabras pueden ser de dos tipos: homófonas y homógrafas. En el caso de la homografía, las palabras serían necesariamente homófonas, debido a la pronunciación del castellano, pero no ocurre así en las demás lenguas.

 

            Las palabras homófonas coinciden en que se pronuncian igual, pero no necesariamente se escriben de la misma forma. Poyo y pollo se escriben de manera diferente, pero a la hora de pronunciarlas son idénticas. Cuando las palabras son homógrafas, las palabras presentan la misma grafía. Un ejemplo serían muñeca (la parte del brazo) y muñeca (el juguete).

 

Podemos dividir las palabras homónimas en dos grupos, atendiendo a su categoría gramatical:

 

- Homónimas Absolutas.

 

Son las palabras que pueden llegar a tener la misma función, siendo solo diferenciadas por su significado, al ser su categoría gramatical la misma. Es muy conveniente en este grupo atender al contexto para diferenciarlas.

 

Ejemp:

 

Hacha (sustantivo). Vela de cera, grande y gruesa, de forma por lo común de prisma cuadrangular y con cuatro pabilos, según la RAE.

Hacha (sustantivo). Herramienta cortante, compuesta de una gruesa hoja de acero, con filo algo convexo, ojo para enastarla, y a veces con peto, según la RAE.

 

- Homónimas Parciales.

 

Cuando los significantes presentan alguna diferencia de forma, además de su diferencia de significado. Se distinguen también por su categoría gramatical.

 

Ejemp:

 

Hola (interjección). Salutación familiar, según la RAE.

Ola (sustantivo). Onda de gran amplitud que se forma en la superficie de las aguas, según la RAE.